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Prof. René Juvenal Bejarano Martínez.
Militante del PRD-México y Presidente del Movimiento Nacional por la Esperanza -MNE-.
“Sin unidad ni integración no habrá futuro para la izquierda latinoamericana”, Fidel Castro.
México tiene elecciones el próximo año; se renovarán el Congreso de la Unión y el Jefe del Ejecutivo Federal, por lo que es de suma importancia que todas las fuerzas progresistas y democráticas, depongan sus intereses particulares para privilegiar el interés de la población, en particular de los sectores desposeídos y excluidos. Aprender de las experiencias de los países hermanos del sur del continente, como los casos de Bolivia, Brasil, Ecuador, Chile y Uruguay, entre otros, las coloca ante la necesidad de lograr la unidad de las organizaciones de izquierda para así también contribuir a detener el avance de las fuerzas conservadoras en la región.
La izquierda mexicana vive una disyuntiva. Tiene ante sí la oportunidad de triunfar en la contienda electoral por la Presidencia de la República, por vez primera; pero dos cosas se lo impiden, a saber: un sectarismo expresado en la convocatoria a la unidad sobre la base de la integración subordinada, por una parte; y, por otra, la que, privilegiando el pragmatismo, aspira a construir la unidad a costa de la pérdida de su identidad de izquierda.
Sin duda alguna, 2018 representa mayores posibilidades de ganar que en la contienda electoral de 2006, cuando Andrés Manuel López Obrador fue candidato a la presidencia por la “Coalición por el Bien de Todos”, integrada por el PRD, PT y Convergencia; como pudo haber triunfado, el pasado 4 de junio, en el Estado de México, una de las entidades más poblada e industrializada de México, gobernada por el partido oficial por más de 90 años, si se hubiera concretado un acuerdo de unidad entre las fuerzas políticas de izquierda contendientes.
La convocatoria de un sector de la Dirección Nacional del PRD para construir un Frente Amplio Opositor, no es sino una simulación para posicionar a un candidato panista en la carrera presidencial, lo cual es ir en contra-natura de la izquierda. Es necesario tener en la memoria que el PAN se ha distinguido por apoyar las así llamadas “reformas estructurales” impulsadas por los gobiernos neoliberales en México; es responsable de los dos sexenios perdidos (2000-2006 y 2006-2012); desarrolló una guerra inconstitucional contra el narcotráfico, que enlutó a decenas de miles de hogares; y, es el más fiel representante de la agenda conservadora que impide las libertades democráticas.
Contrario a ello, nuestro esfuerzo se orienta a la unidad de las izquierdas, como punto de partida para avanzar en la solución de los problemas del país. Consolidar una poderosa alianza, con una plataforma programática construida desde el “México profundo” será la llave para acceder al gobierno, para hacer realidad un México nuevo.